La ciudad crece poco a poco, generando momentos y situaciones que muchas veces se encuentran de modo casual. En ocasiones esto forma parte de la experiencia de la propia ciudad y genera aquello que nadie podría haber proyectado. En nuestro caso nos encontramos con Paseo Colon, una vía con una sección importante que no tiene sentido a lo largo de todo su recorrido (véase su encuentro con el Parque de la Ciutadella).
El parque se abre a la ciudad y viceversa, mediante la superposición (en el proceso) de ambos. Se estudia la lógica formal en que se han construido los diferentes fragmentos de la ciudad. Así, se mantiene la direccionalidad del parque hacia el mar, aquella que nos da el Passeig Sant Joan. Los elementos dispuestos se agarran a estas leyes. Variando su tamaño integran los diferentes tejidos, no a partir de lo construido sino a partir del vacío.
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